[Nuevo fanzine]: «Mi selfie, mis derechos»

TEDIC
Blog Datos Personales

Continuamos con el lanzamiento de la serie de fanzines sobre protección de datos personales que realizamos en el marco de la campaña «Mis datos, mis derechos». Ya lanzamos la primera entrega en la que te explicamos la importancia del cuidado de nuestros datos sensibles de salud y en la segunda entrega te explicamos el proceso de construcción del marco legal del proyecto de ley integral de protección de datos personales para que sea acorde a los más altos estándares internacionales.

En esta oportunidad te traemos la tercera entrega de esta serie de fanzines donde tocamos un tema muy importante: nuestros datos biométricos. En esta nueva entrega planteamos la interrogante: ¿qué ocurre cuando nuestra selfie o nuestras huellas se convierten en nuestra identidad digital? Comenzamos definiendo el concepto de biometría como las características físicas que permiten identificarnos de forma única.

Los datos biométricos describen las características fisiológicas y de comportamiento de los individuos. Son catalogados como datos personales sensibles y se dividen en dos grandes categorías:

  • Por un lado, los que provienen de las características físicas y fisiológicas: las huellas dactilares, los rasgos faciales, geometría de la mano, marcha o perfiles de ADN, patrones de retina e iris, la forma de una parte del cuerpo como la mano o la oreja, e incluso el mapa de nuestras venas.
  • Por otra parte, los que se refieren a ciertas características del comportamiento, como son la voz, la firma, el modo de andar o de escribir en un teclado.

Los gobiernos utilizan la biometría, por ejemplo, en los sistemas nacionales de identificación, para el registro de impuestos, así como el tránsito en zonas de fronteras. La biometría también se utiliza en iniciativas humanitarias y de desarrollo. En el sector privado la utilizan bancos o centros comerciales para el registro y control de sus clientes.

La identidad que no se puede cambiar

Estos datos únicos, generados a partir de las características de los seres humanos, pueden utilizarse para rastrear y perfilar a las personas a lo largo de su vida. El uso y el mal uso de estos datos tiene la trágica posibilidad de negar a una persona su identidad, sin posibilidad de recuperarla y sin la posibilidad de reparación del daño sufrido.

Tu huella facial, o una parte importante de ella, podría ser robada. O podrías recibir un correo electrónico con un vídeo que muestre tu cara haciendo cosas que vos que nunca has hecho o diciendo cosas que nunca has dicho. O alguien podría acceder a tus espacios personales utilizando tu iris. ¿Estarías cómoda si tu huella facial fuera accesible a cualquiera?

Por lo tanto, es esencial que la tecnología biométrica esté regulada y supervisada en todos los niveles de su uso empezando por su obtención, tratamiento y almacenamiento. Además, cada vez que se utilicen esos datos, debe garantizarse que sólo se utilizan para el fin previsto.

¿Querés saber más al respecto? ¡Dale PLAY al video!

¡Descargá nuestro nuevo Fanzine aquí y no te pierdas la última entrega de esta serie!